SOFIA ALEJANDRINA MORALES ANGEL

Nací en San Rafael Pie de la Cuesta en San Marcos, y toda mi vida fue, a mi parecer, muy normal.  Me refiero a que durante mi niñez y parte de mi adolescencia no experimenté mayores cambios.  Siempre fui una persona muy tranquila y me gustabas dedicarme a mis estudios.  Experimente ciertos cambios a partir del momento en que decidí irme a la cabecera departamental a estudiar Perito Contador.  Sentí que los tres años en el Colegio Católico San Marcos estuvieron llenos de aprendizaje y de experimentar un poco más de independencia; definitivamente guardo muy buenos momentos, principalmente del año 2005.

En octubre de 2005 me gradué de Perito Contador y gracias al rendimiento y promedio que obtuve durante los tres años de mi carrera, Industrias De La Riva me obsequió el “Galardón De La Riva a la Excelencia Estudiantil” acompañado de un sobre amarillo.  Voy a resaltar la importancia que el Sobre Amarillo tuvo en aquel momento, para mí significó el primer paso para poder cumplir mi sueño de estudiar en la UFM.  Recuerdo que dentro del sobre encontré información relacionada con becas en las distintas universidades del país, pero la que más llamó mi atención fue la que la UFM otorgaba a través del Programa ITA pues era la más completa.

Debo admitir que la emoción me invadió por completo al conocer esa información.  Sin embargo, un factor que casi me impide ir detrás de mi objetivo fue el momento por el que muchos departamentos de Guatemala pasaban.  El huracán Stan recién había causado estragos de todo tipo en el occidente del país y San Marcos no fue la excepción.  Mi mayor preocupación era que por la falta de transporte y vías de acceso a la capital yo no pudiera inscribirme para optar a una de las becas.  Alguien dijo que “no hay peor lucha que la que no se hace”, así que luego de hablarlo con mis padres (quienes fueron siempre mi gran respaldo) decidí que en cuanto hubiera una oportunidad de viajar a la capital yo estaría dispuesta a hacerlo.  Ese viaje fue realmente contrastante, por un lado me encontraba ilusionada por lo que me estaba sucediendo; sin embargo, podría dejar de estar triste por todo el dolor y el daño que un desastre natural pudo causar a mi departamento.

Fue un largo viaje, pero valió la pena porque todavía pude aplicar para los exámenes de ubicación, la selección de los becados fue muy rigurosa, fue una experiencia muy desafiante, ya que ellos pudieron evaluar y conocer nuestras fortalezas y debilidades y atacarnos con preguntas que hacían sacar las mejores armas que poseíamos.  Recuerdo que ese día recibí la noticia más importante hasta ese momento:  resulté ganadora de una de las seis becas que otorgaron en aquella ocasión.  Misión cumplida, me dije.  Ahora lo que vendría estaría totalmente en mis manos.  Licenciatura de Contaduría Pública y Auditoría fue la carrera que siempre quise estudiar, así que con todo el entusiasmo empecé ese recorrido.  Los años que estudié en la UFM estuvieron cargados de descubrimientos interesantes, grandes aprendizajes y convivencia con gente nueva de la que conservó grandes amistades. 

Considero que el hecho de ver la vida con ojos diferentes hace que una persona pueda cambiar su entorno e incidir en él.  Precisamente eso es lo que el Programa ITA puede lograr en una persona al convertirla en un verdadero factor de cambio.  Me detengo y pienso en lo que hubiese significado para mí el no haber tomado la decisión de subirme a aquel autobús y perseguir mi más valioso sueño.  Siempre he creído que si yo no actúo para conseguir lo que quiero, nadie más lo hará por mí.  Estoy trabajando en una firma de Auditores y Consultores en la que cada día aprendo muchas cosas.  Sin embargo, el hecho de haber obtenido la beca ITA ha creado en mí el deseo de ir tras metas cada vez mayores.  Quiero en un futuro trabajar en una empresa multinacional y estudiar una maestría, así que tengo mucho trabajo por hacer aún, pero creo firmemente que con la ayuda de Dios y con el apoyo de mi familia podré lograr cada uno de mis sueños.

Para concluir, puede que mi historia no sea conmovedora del todo.  Sin embargo, espero que si tan sólo una persona en el mundo al leerla se atreva a perseguir su sueño o a apoyar a este tipo de programas de becas, me sentiré muy satisfecha.